El interés por una cosmética sostenible está en constante crecimiento, siendo los consumidores cada día más conscientes de la necesidad de llevar a cabo un cambio de rutina. Pero a pesar de esta demanda creciente en estos productos, existe mucha confusión sobre algunos términos. Es importante saber qué significa e implica cada uno de ellos y en qué se diferencian:
- Un cosmético puede considerarse “bio” cuando su fórmula está compuesta por, al menos, un 80% de ingredientes de origen vegetal y un 10% de ellos provienen de agricultura ecológica.
- La definición de cosmética “natural” se utiliza cuando está compuesta por un 90% de materias primas naturales de origen vegetal y animal (leche, cera, miel…). Y la cantidad de sustancias químicas o sintéticas tienen que ser menor a un 10% de la composición final. La cosmética vegana no incluiría la materia prima de origen animal.
- La etiqueta de “sostenible” designa a aquellos productos que incorporan iniciativas respetuosas tanto con el consumidor como con el entorno durante los procedimientos de fabricación para minimizar su huella.